La llegada de un bebé al
mundo es una fiesta para todas las mujeres que deseaban ser mamás en algún
momento de la vida, pero pasan los meses de gestación y llega la hora de
decidir cómo será su parto.
La decisión si bien en
ciertos casos la prescribe el facultativo, es un derecho que posee la mujer a
la hora de elegir qué tipo de parto desea tener.
Si bien el parto por cesárea
en sus orígenes solo se reservaba para caso extremos donde se corría riesgo de
vida, sea la mamá o el bebé, esto se debía a la precariedad de la práctica, los
altos riesgos que implicaban y la necesidad de actuar en la urgencia.
Hoy en día la pregunta de cómo
será nuestro parto es una mezcla de deseos, de necesidades por cuestiones de
seguridad médica y en muchos casos, por la elección de una madre a la hora de
parir: parir con dolor, sin dolor, y hoy la otra disyuntiva, si parto natural o
parto por cesárea.
Las épocas pasaron y ya el
parto por cesárea no está solo destinado a los embarazos riesgosos, pasada una
época en la que la comodidad de esta intervención parecía estar de moda y
prescribirse como si fuera la extracción de una muela, hoy en día se reservan a
pacientes puntuales y a partos que realmente requieran de la intervención
quirúrgica.
Es bien sabido que el dolor
de las contracciones es uno de los factores que en algún momento llevaron a las
parturientas a pedir a gritos el parto por cesárea, pero lo que en un momento
fue una práctica común en los países occidentales, el hecho de evitar las
dolorosas contracciones hoy en día no es un elemento a evaluar a la hora de
tomar la decisión.
Dentro de los factores
determinantes a la hora de decidir una cesárea, los profesionales de la salud
consideran varios aspectos: edad de la mamá, antecedentes si no es primeriza,
complicaciones con otras patologías que pueden ser desde problemas coronarios
a que presente un cuadro de diabetes estacional
u otras patologías que pondría complicar
el parto natural pudiéndose haberse evitado estos inconvenientes.
En lo que respecta al niño,
determinadas situaciones o patologías que tiene el gestante hacen que, en
determinados casos se opte por traerlos al mundo evitándoles mayores riesgos o
el sufrimiento que de por sí tienen al salir del vientre de la madre para
incorporarse al mundo, casos como presentación de nalgas, sufrimiento fetal, o
gran desproporción entre el tamaño del bebé y la contextura física de la mamá.
En
síntesis, la opción de parto natural o cesáreo siempre será evaluada por los profesionales
médicos, analizando y evaluando todos
los elementos para hacer de esta práctica algo realmente necesario y la
alternativa menos riesgosa tanto para la mamá como para el bebé. Traer un hijo
al mundo es lo más bello que existe, y el dolor que se siente en las
contracciones y durante el parto se olvida en el instante mismo en que nos
coloca el bebé sobre nuestro pecho.
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