La iluminación es un aspecto de gran relevancia respecto a los temas decorativos.
Es capaz de atenuar o magnificar determinadas características de la decoración y dar protagonismo a algún elemento que lo requiera, como cuadros, retratos o esculturas.

El concepto general de la iluminación es el de resaltar los ambientes en función de sus usos.
Para decidir cuál será nuestra iluminación, conviene analizar si verdaderamente hay elementos que requieran resaltarse por encima de los demás.

Si nuestro salón contiene pinturas que aportan identidad en el concepto decorativo o si hay algún retrato familiar que necesite de mayor protagonismo, una buena opción es iluminarlos con una luz intensa y focalizada.

De acuerdo a esto, se seleccionarían los focos o lámparas convenientes, pues no todos los focos iluminan en la misma forma y con el mismo estilo de luz.


Importancia de la iluminación decorativa


La idea es que se logre el énfasis ideal de acuerdo a lo que se iluminará. La luz blanca permite que se superponga el objetivo del foco sobre toda la decoración. Más aún si este color no es parte de la paleta de colores predominante, de forma que se puedan resaltar aún más estos colores.

Los colores que tienen más al amarillo se perciben como los más inclinados hacia lo natural. Por este motivo, pueden usarse para hacer énfasis sobre determinados elementos. La decisión debe tomarse en base a lo que se desea lograr.

Otra función de la iluminación es la de lograr una correcta ambientación. No solo se trata de darle protagonismo a elementos concretos, sino que también se puede complementar la decoración en general mediante la luz y el decorado que un foco pueda aportar.

Dentro de los efectos que la iluminación puede producir está el efecto iluminación en general, el uso de los colores tenues para dar intimidad y los focos de luz localizada que son ideales para aislar el resto de la habitación y enfocar la atención a lo que se está leyendo.


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